miércoles, 18 de agosto de 2010

Dear Dean


El otro día me descubrí hablando de nuevo sobre ti. Lo distinto de esta vez es que me invadió la más profunda de las soledades. Es quizá ahora cuando me doy cuenta que no te voy a volver a ver, que aunque quiera, aunque te busque, no voy a poder contar con tu sonrisa, refugiarme en tus palabras, ni llorar en tu hombro cuando me rompan el corazón.

He necesitado tiempo y escuchar decir a alguien que te fuiste, para darme cuenta que es distinta la distancia que nos separa ahora.

Tengo que confesarte que estoy enfadada, conocía tu visceralidad, pero no tu estupidez. Como me hubiera gustado estar allí, ser en aquel momento para ti, aunque fuera una parte, de lo que tú has sido para mí. Pero ya no puedo, y te prometo que me odio por eso.

Se supone que la distancia hace el olvido, pero tú eres esa excepción que confirma la regla. Como puede ser que, tras el tiempo que ha pasado, siga recordando como si de ayer se tratase todos y cada uno de los momentos que compartimos, aquel verano, el invierno siguiente...

Ojalá pudiera volver a compartir uno de esos segundos juntos, daría lo que fuera por volver estar sentada en aquel porche y sentir como me entiendes antes incluso de que te cuente nada.

Ya no estás y sé que tendré que vivir con esta sensación, la sensación de vacío que ha dejado tu ausencia. No he podido decirte adiós, y en mi cabeza resuenan las últimas palabra que nos dijimos: "See you", pues permíteme que me quede con eso, permíteme que ahora y siempre continúe diciendo; "NOS VEMOS".

I hope you are ok wherever you are. You know that I miss you, and I will miss you all my life.