miércoles, 4 de agosto de 2010

Delirio Derogado


Extinguimos el amor en esos día, tres meses de locura sin medida.

Nos sentimos invencibles, casi sempiternos.

Apostamos con el día, usurpando sus horas, haciendo nuestros los segundos, que reclamábamos y liberábamos con anhelo.

Se quedó exiguo el amor. No había sitio donde albergarlo y ni los altos rascacielos de esta lúgubre urbe, lograron ensombrecer la pasión.

No hubo refugio, y tuvimos las llaves de la ciudad.

No hubo censuras, y atendimos a todos los reproches.

Disipamos el delirio y no supimos conservar sus vestigios, con el resto de tesoros que provocó nuestra vehemencia.

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